jueves, 24 de noviembre de 2011

Arrieros somos, y en el camino nos hemos encontrado

 

Libelo no Progreso1

Cumplido ya el segundo aniversario de tan locuaz, gratificante y atinado escrito, me he tomado la libertad, desde mi modesta alcantarilla, de precisar varios puntos. Por supuesto, en la lengua de Cervantes para mayor comprensión de tan digna representante de las letras españolas:

 

    1. Ciertamente, encuentro el escrito en exceso cargado de terminología escatológica, y no precisamente en su acepción apocalíptica. Además, sin ser un experto en hermenéutica, intuyo cierto tono rencoroso e intención de ofender en su verbosidad.

    2. He sentido lástima intelectual (no me lo tome a mal) por una persona que, viviendo supuestamente de las letras y finalista del premio Planeta (ahí es nada), hace uso torticero de una obra insigne de la literatura universal sin habérsela leído o, cuando menos, comprendido. Triste elección la de Los miserables de Víctor Hugo para utilizar como arma arrojadiza e insulto de comunistas, cuando tradicionalmente ha constituido una obra de cabecera de los rojos impenitentes; los miserables representan el lumpen, los explotados, los "parias de la tierra".

    3. Estoy tan "aterrorizado a ganarme la vida al margen de la protección de un partido político", que llevo diecisiete años de militancia altruista y sin remuneración. Algo quizás difícil de entender para quienes gozan de vecinos mecenas.

    4. En este sentido, es de suponer que el "vademécum de la moral podrida" ha de referirse al de cierto empresario farmacéutico (qué coincidencia) cuyo altruismo le ha llevado a financiar radios, homenajes por jubilación y ediciones de libros con originales formatos de medicamento.

    5. Lo del "partido agonizante que va perdiendo al mismo tiempo el oremus y los votos" ha de ser algún chiste que se cuenta en Madrid y no entendemos en provincias. En todo caso, he descubierto que existen vaticinios hereditarios. De hecho, su abuelo ya lo repetía cada vez que organizaba las misa por el "generalísimo" en la Iglesia Conventual de Santo Domingo. Precisamente aquel templo colindante con nuestra Sede política, y (otra coincidencia) cada 20 de noviembre, fecha de celebración de los últimos comicios electorales.

    6. Resulta un pelín traicionero, desde mi humilde punto de vista, escribir libelos en determinada prensa amparándose en mi indefensión, conociendo que el hecho de no gozar del agrado de ciertos próceres de la libertad de información invalidaba la publicación de una posible réplica.

    7. "Fiel y penoso ejemplo de un sector descompuesto de la política patria". No me siento merecedor de tanto halago. Teniendo en cuenta el nivel de podredumbre al que está sometida la política en su patria, creo excesivo situarme como referente con tan dignos representantes amigos de su merced.

    8. En algo sí estoy plenamente de acuerdo. He adquirido el compromiso personal de intentar con todas mis fuerzas esparcir "el material del que están hechos los sueños hediondos de todos los miserables del mundo". Para que los perfumados hocicos de los privilegiados no tengan más remedio que olerlos cuando cambiemos el mundo de base.

Atentamente,

Carlos Portomeñe

 

 

VER ARTÍCULO ORIXINAL DE MARTA RIVERA

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